¿Qué es?
La hipertensión arterial es una
patología crónica que consiste en el aumento de la presión
arterial. Una de las características de esta enfermedad es que no
presenta unos síntomas claros y que estos no se manifiestan durante
mucho tiempo.
En la actualidad, las enfermedades
cardiovasculares se encuentra entre las primeras causas de mortalidad. Sin embargo, la
hipertensión es una patología tratable. Si no se siguen las
recomendaciones del médico, se pueden desencadenar complicaciones graves, como
por ejemplo, un infarto de miocardio, una hemorragia o trombosis
cerebral, lo que se puede evitar si se controla adecuadamente.
Las primeras consecuencias de la
hipertensión las sufren las arterias, que se endurecen a medida que soportan la
presión arterial alta de forma continua, se hacen más gruesas y puede verse
dificultado al paso de sangre a través de ellas. Esto se conoce con el nombre
de arterioesclerosis.
Causas
Aunque todavía no se conocen
las causas específicas que provocan la hipertensión arterial, sí se ha
relacionado con una serie de factores que suelen estar presentes en la mayoría
de las personas que la sufren. Conviene separar aquellos relacionados con la
herencia genética, el sexo, la edad y la raza y por tanto poco modificables, de
aquellos otros que se podrían cambiar al variar los hábitos, ambiente, y las
costumbres de las personas, como: la obesidad, la sensibilidad al sodio, el
consumo excesivo de alcohol, el uso de anticonceptivos orales y un estilo de
vida muy sedentario.
Causas no
modificables
Factores genéticos:
La predisposición a desarrollar
hipertensión arterial está vinculada a que un familiar de primer grado tenga
esta patología. Aunque se desconoce el mecanismo exacto, la evidencia
científica ha demostrado que cuando una persona tiene un progenitor (o ambos)
hipertensos, las posibilidades de desarrollar hipertensión son el doble que las
de otras personas con ambos padres sin problemas de hipertensión.
Sexo:
Los hombres tienen más predisposición
a desarrollar hipertensión arterial que las mujeres hasta que éstas llegan a la
edad de la menopausia. A partir de esta etapa la
frecuencia en ambos sexos se iguala. Esto se debe a que la naturaleza ha dotado
a la mujer con unas hormonas que la protegen mientras está en la edad fértil
(los estrógenos) y por ello tienen menos riesgo de padecer enfermedades
cardiovasculares. Sin embargo, las mujeres jóvenes que toman píldoras
anticonceptivas tienen más riesgo de desarrollar una patología cardiaca.
Edad y raza:
La edad es otro factor que influye
sobre las cifras de presión arterial, de manera que tanto la presión arterial
sistólica o máxima como la diastólica o mínima aumentan con los años y
lógicamente se encuentra un mayor número de hipertensos a medida que aumenta la
edad.
En cuanto a la raza, los individuos
de raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollar hipertensión que
los de raza blanca, además de tener un peor pronóstico.
Causas modificables
Sobrepeso y obesidad:
Los individuos con sobrepeso están
más expuestos a tener más alta la presión arterial que un individuo con peso
normal. A medida que se aumenta de peso se eleva la tensión
arterial y esto es mucho más evidente en los menores de 40 años y en las mujeres.
La frecuencia de la hipertensión arterial entre los obesos, independientemente
de la edad, es entre dos y tres veces superior a la de los individuos con un
peso normal.
No se sabe con claridad si es la
obesidad por sí misma la causa de la hipertensión, o si hay un factor asociado
que aumente la presión en personas con sobrepeso, aunque las últimas
investigaciones apuntan a que a la obesidad se asocian otra serie de
alteraciones que serían en parte responsables del aumento de presión arterial.
También es cierto, que la reducción de peso hace que desaparezcan estas
alteraciones.
Otras causas
Vasculares:
Entre el 2,5 y el 6 por ciento de los
problemas relacionados con el riñón pueden influir en la aparición de la
hipertensión arterial. De hecho, suponen entre el 2,5 y el 6 por ciento de las
causas. Las principales patologías vasculares que
influyen son:
·
Enfermedad renal poliquística.
·
Enfermedad renal crónica.
·
Tumores productores de renina.
·
El síndrome de Liddle.
·
Estenosis de la arteria renal.
Endrocrinológicas:
Las causas endocrinas representan
entre el 1 y el 2 por ciento. En éstas se incluyen desequilibrios hormonales
exógenos y endógenos. Las causas exógenas incluyen la administración de
corticoides.
Aproximadamente el 5 por ciento de
las mujeres que toman anticonceptivos orales puede desarrollar hipertensión. Los factores de
riesgo para la hipertensión asociada con el consumo de anticonceptivos orales
incluyen la enfermedad renal leve y la obesidad.
Los fármacos antiinflamatorios no
esteroideos (AINE) pueden tener efectos adversos sobre la tensión arterial. Estos
fármacos bloquean tanto la ciclooxigenasa-1 (COX-1) como las enzimas COX-2. La
inhibición de la COX-2 puede inhibir su efecto natriurético que, a su vez,
aumenta la retención de sodio. Los antiinflamatorios no esteroideos también
inhiben los efectos vasodilatadores de las prostaglandinas y la producción de
factores vasoconstrictores, es decir, la endotelina-1. Estos efectos pueden
contribuir a la inducción de la hipertensión en un paciente con hipertensión
controlada o normotenso.
Las causas hormonales endógenas
incluyen:
·
Hiperaldosteronismo primario.
·
El síndrome de Cushing.
·
Feocromocitoma.
·
Hiperplasia suprarrenal congénita.
Las causas neurogénicas incluyen:
·
Tumores cerebrales.
·
Poliomielitis bulbar.
·
Hipertensión intracraneal.
Además existen drogas y toxinas que
pueden propiciar la aparición de la hipertensión:
·
Alcohol.
·
Cocaína.
·
Ciclosporina, tacrolimus.
·
Fármacos antiinflamatorios no esteroides.
·
Eritropoyetina.
·
Medicaciones adrenérgicas.
·
Descongestionantes que contienen efedrina.
·
Remedios a base de hierbas que contienen regaliz
·
Nicotina.
Por último, existen algunas
enfermedades que se relacionan con la hipertensión como son el hipertiroidismo
e hipotiroidismo, la hipercalcemia, el hiperparatiroidismo, la acromegalia, la apnea
obstructiva del sueño y la hipertensión inducida por el embarazo.
Síntomas
Según, Julián Segura, el presidente
de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la
Hipertensión Arterial (Seh-Lelha), “la mayor limitación a la hora de detectar
la hipertensión es que la mayoría de los casos de hipertensión
transcurren sin que haya ningún síntoma y, por tanto, la enfermedad
pasa desapercibida, con el riesgo que eso conlleva”.
Segura indica que hay síntomas
inespecíficos, como las cefaleas, que ayudan a detectarla porque
ponen en alerta al paciente que decide ir al médico o acudir a la farmacia a
que les tomen la tensión. Sin embargo, señala que esos síntomas no se pueden
atribuir a la hipertensión porque coinciden en el tiempo como respuesta al
dolor.
En el caso de los hipertensos que han
estado sin diagnóstico durante mucho tiempo, el presidente señala que estos
pueden sufrir en un momento dado una complicación, como una angina de pecho,
que es un síntoma derivado de esa complicación.
Prevención
Tener hábitos de vida saludable y,
sobre todo, evitar el sobrepeso y la obesidad son
los principales factores para prevenir la aparición de la hipertensión.
Los especialistas señalan que llevar
una dieta sana y practicar ejercicio puede ayudar a que la población
general esté exenta de sufrir esta patología.
En los casos en los que en la familia
haya antecedentes de hipertensión y por tanto haya una predisposición a ser
hipertenso a lo largo del tiempo, este factor genético supone una llamada de
atención adicional a que el paciente cuide esos hábitos de vida y vigile sus
cifras de tensión arterial.
Tipos
La tensión arterial
tiene dos componentes:
· Tensión sistólica: Es el número más alto. Representa
la tensión que genera el corazón cuando bombea la sangre al resto del cuerpo.
·
Tensión diastólica: Es el número más
bajo. Se refiere a la presión en los vasos sanguíneos entre los latidos del
corazón.
La tensión arterial se mide
en milímetros de mercurio (mmHg). La tensión arterial alta (HTA) se
diagnostica cuando uno de estos números o ambos son altos. Esta enfermedad se
conoce también como hipertensión.
La tensión arterial
alta se clasifica como:
·
Normal: menos de 120/80 mmHg
·
Prehipertensión: 120/80 a 139/89 mmHg
·
Estadio 1 de hipertensión: 140/90 a 159/99 mmHg
·
Estadio 2 de hipertensión: 160/109 a 179/109 mmHg
·
Estadio 3 de hipertensión: mayor de 179/109 mmHg
Diagnóstico
La primera línea de combate de la hipertensión
son los equipos de atención primaria, tanto los médicos, como las
enfermeras. En la consulta tienen protocolos de actuación para que cuando
acudan los pacientes, por los motivos que sean, los sanitarios realicen una
medición. Si el paciente no está diagnosticado, a partir de ese momento puede
empezar su tratamiento si le hiciera falta.
Otras áreas que ayudan a que el
paciente identifique una hipertensión y que le advierte de que sería
recomendable que acudiera al especialista para obtener un posible diagnóstico
son los chequeos rutinarios que hacen las empresas o cuando
los pacientes se hacen una revisión porque quieren empezar a practicar algún
deporte federado o semi profesional.
“Estos controles son muy importantes
porque se realizan normalmente en personas que nunca han pasado por un médico
porque han estado sanos hasta el momento y puede ayudar a diagnosticar al
paciente”, apostilla Julián Segura, presidente de la Sociedad Española de
Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial
(Seh-Lelha).
Tratamientos
A la hora de tratar la hipertensión
hay dos bloques fundamentales de acciones a realizar:
·
Mejora de los hábitos de vida
El paciente tiene que llevar una dieta
saludable, disminuir el consumo de calorías, de azúcares y grasas y aumentar
la práctica de ejercicio físico. Estas dos prácticas tienen como resultado
un mejor control del peso y si el peso está bien controlado es una manera
sencilla de controlar la hipertensión.
Julián Segura, presidente de la
Sociedad Española de la Hipertensión- Liga Española para la Lucha contra la
Hipertensión Arterial (Seh-Lelha), señala que muchos hipertensos surgen porque
las personas llevan tiempo sin cuidarse y ganan unos kilos. “Cuando el
hipertenso ya está identificado, parte de su tratamiento es controlar bien su
peso, evitar ganar kilos, tener una vida activa y evitar llevar una
sedentaria”.
Por último, Segura recomienda que si
el paciente es fumador, conviene que abandone ese hábito y si suele consumir
alcohol, es aconsejable que lo reduzca considerablemente.
·
Tratamientos farmacológicos
En caso de que los cambios de los
hábitos de vida no funcionen, hoy en día existen tratamientos farmacológicos
que son muy útiles para controlar la presión arterial.
Inicialmente estos tratamientos comienzan con un solo fármaco. No obstante, en
algunos casos esta medida no es suficiente y necesitan combinar con dos o tres
medicinas para controlar la presión arterial.
Debido a que la hipertensión arterial
es una enfermedad crónica, es fundamental que los pacientes sean
constantes con los tratamientos. Según los datos de la Seh-Lelha, el 90 por
ciento de los pacientes diagnosticados de hipertensión no lleva a cabo las
recomendaciones de los especialistas en materia de higiene o dieta y el 50 por
ciento no sigue los tratamientos que tienen prescritos.
Esto se debe a que como es una
patología que se padece durante muchos años, los pacientes tienden a relajarse
con las instrucciones que le da el médico. Esto puede tener una serie de
consecuencias. La principal es que tendrá la hipertensión mal controlada, lo
que a largo plazo puede derivar en complicaciones cardiovasculares
mayores como infarto de miocardio, ictus, deterioro de la función renal o de la circulación de
las piernas, entre otros.
Fuentes:
Texto:
http://www.dmedicina.com/enfermedades/enfermedades-vasculares-y-del-corazon/hipertension-arterial.html
Imagen:
http://www.medicinahogar.com/images/causas-hipertension.jpg